HEMOS ESCRITO ESTE ARTÍCULO QUE APARECERÁ EN LA PRÓXIMA EDICIÓN DE LA REVISTA MIS NIÑOS & YO http://www.misninosyyo.com/home.php

1. ¿Por qué se producen los trastornos del sueño en los niños? ¿Cuáles son los más comunes?

Al menos 1 de cada 3 niños padecen de trastornos del sueño de manera crónica, la mitad de los adultos refieren no dormir bien regularmente, y un 10% de la población general tiene problemas con el sueño de tal magnitud que requieren tratamiento. Todo el mundo ha tenido problemas con el dormir en algún momento de su vida. En 1990 se publicó la Clasificación Internacional de los Trastornos del Sueño (revisada en 1997) y en ella se incluyen aproximadamente un centenar de trastornos del sueño (al menos 85). Cada uno tiene sus causas, consecuencias y características particulares. No discutiremos sobre todos los trastornos del sueño en esta edición. En su preciso momento hablaremos de algunas de ellas (las más frecuentes, como el insomnio o la apnea obstructiva del sueño, o las no tan frecuentes pero si muy graves, como la muerte súbita del recién nacido). Por eso hemos planeado presentar una sección fija en tu revista  MIS NIÑOS & YO en la que tocaremos estos temas en profundidad y en la sección “línea con los expertos” nos podrás formular tus preguntas, dudas o preocupaciones.

Esta Clasificación internacional de los trastornos del sueño resume los trastornos en las siguientes categorías:

1. Disomnias

• Trastornos intrínsecos del sueño

• Trastornos extrínsecos del sueño

• Trastornos del sueño relacionados con el ritmo circadiano

2. Parasomnias

• Trastornos del despertar

• Trastornos de la transición sueño-vigilia

• Parasomnias habitualmente asociadas con el sueño de los REM

• Otras parasomnias

3. Alteraciones medicopsiquiátricas

• Asociadas con enfermedades mentales

• Asociadas con enfermedades neurológicas

• Asociadas con otras enfermedades

4. Alteraciones propuestas

 

2.     ¿Cuáles son los efectos del trastorno de sueño en la salud infantil?

Los trastornos del sueño en la infancia revisten una muy importante relevancia, ya que si no solucionamos apropiadamente los problemas; podrán dejar secuelas irreversibles en la persona. Bien que no se corrija el problema, bien que sus consecuencias en el crecimiento, el desarrollo, en la cognición o en el riesgo cardiometabólico sean imposibles de eliminar, modificar o mitigar.

Para comprender los efectos de los trastornos del sueño en los niños (o en los adultos) es conveniente entender algunas de las “funciones” del sueño y algunos de los eventos fisiológicos que ocurren mientras dormimos (y en los que si dormimos de manera inadecuada, esas funciones no se producirán o lo harían de una manera inadecuada):

·         Recuperación y restauración: Todo el “desgaste”, cansancio, y procesos fisiológicos y bioquímicos ocurridos durante la vigilia (estar despiertos) son restaurados durante el sueño. Nosotros vemos un supermercado o centro comercial muy activo durante el día, y erróneamente pensamos que durante la noche está completamente cerrado e inactivo. Al contrario, todos los procesos que hacen que el centro comercial esté abastecido (traen nuevos productos, arreglan vitrinas y organizan todo lo que se exhibe y se vende), limpio (limpian, organizan, reparan, etc.) y en perfectas condiciones (particularmente la mayoría de las más importantes gestiones administrativas se efectúan cuando la tienda está cerrada al público) para iniciar y desarrollar sus actividades durante el día ocurren en las noches; cuando mucha gente trabaja para prepararlo para poder ejercer sus funciones en los horarios en que está abierto. Así pasa con el sueño; mientras dormimos nuestro organismo no está en reposo ni “apagado” sino está muy activo restaurando nuestro cuerpo y todas nuestras células para ejecutar sus funciones durante el día. Por consiguiente, si no dormimos, o dormimos mal, un profundo cansancio e incapacidad para realizar nuestras actividades será el resultado. Y con esto no solo me refiero a no poder trabajar o estudiar, sino a las funciones de todos nuestros órganos y células. Es decir, nuestro corazón y aparato circulatorio, nuestra digestión, nuestro cerebro, nuestra piel, en fin todos los órganos, están alterados.

·         Memoria y aprendizaje: Cuando usamos una computadora y en ella escribimos un texto, adjuntamos una imagen o sonido o una secuencia de estos recursos y se va la luz, toda esa información se pierde. Para evitar que se pierda debemos primero “guardar” lo que hicimos. Algo parecido ocurre con nosotros con el proceso de memoria y aprendizaje. Toda la información que oímos, vemos, estudiamos, etc. durante el día no se organiza en conocimiento y memoria sino hasta que dormimos. Por eso los trastornos del sueño alteran profunda y precozmente la memoria y nuestro rendimiento académico y laboral. Dentro de los signos más precoces de la privación del sueño, se observan la pérdida de memoria, la dificultad de adquirir nuevos aprendizajes, la disminución de la destreza motora y los cambios del humor, como la irritabilidad.

·         Procesamiento de información sensorial: cuando dormimos tenemos una capacidad mayor para detectar y procesar información externa. Particularmente la auditiva y visual. Esto, que ha salvado a las especies a sobrevivir de sus depredadores, tiene una grandísima importancia en el desarrollo cerebral. Por lo que el niño NO debe ser sometido a estímulos lumínicos ni sonoros mientras duerme. Como ocurre con la televisión encendida.

·         Ensueños: Los ensueño se producen siempre que dormimos, generalmente recordamos los que ocurren cuando nos despertamos en las fases más profundas del sueño. Estos ensueños pueden recrearse de estímulos que hemos vivido o que anhelamos, pero también con estímulos sensoriales que percibimos mientras dormimos. Por eso dormir sin estímulos, como el televisor, es tan importante. ¡Imagínate llenando los sueños (y anhelos y realidades del cerebro) de tu hijo con la violencia de las noticias o de películas!

·         Conservación de energía: Uno de los principales objetivos del sueño es conservar la energía. Resulta lógico que no debemos desperdiciar la energía mientras dormimos (esto es como cuando salimos de vacaciones y apagamos los electrodomésticos y la cocina), pero es que además mientras dormimos nuestro cuerpo está muy activo adquiriendo, guardando, conservando, ahorrando y organizando la energía. Nuestro sistema digestivo absorbe nutrientes, nuestro sistema respiratorio se automatiza y hay un aumento relativo de la respiración y nuestro sistema hormonal organiza nuestro metabolismo y define cómo aprovechamos estos nutrientes que adquirimos. Por eso trastornos tan graves como la obesidad y el crecimiento alterado están íntimamente relacionados con el dormir inadecuadamente.

·         Las funciones cardiovasculares (la presión arterial y la frecuencia cardiaca bajan, hay vasodilatación, etc.), el flujo sanguíneo cerebral y el aporte de oxígeno al cerebro (aumenta particularmente en zonas más activas durante el sueño), la respiración (se automatiza y existe un aumento relativo de la respiración), el sistema renal (hay mayor reabsorción de agua), las hormonas (La hormona de crecimiento, la prolactina y otras hormonas sexuales, la tirotropina ó TSH que estimula la tiroides, la adenocorticotropa ó ACTH, el cortisol, la melatonina, la renina, etc.), la temperatura corporal, el metabolismo y la homeostasis, y por consiguiente la vida, están influenciadas por las modificaciones fisiológicas ocurridas o inducidas por el sueño.

·         Con lo dicho anteriormente podemos inferir que algunos síntomas o signos característicos de los trastornos del sueño podrían ser (y de hecho son): cansancio, mal desempeño laboral, académico, social, sexual y familiar, irritabilidad, mal humor, depresión o ansiedad, pérdida de la memoria, problemas con el aprendizaje y la atención, problemas relacionados con el crecimiento y desarrollo, con el desarrollo cerebral, no recordar los ensueños, pesadillas, terrores nocturnos, sonambulismo, obesidad, diabetes, hipertensión, arritmias, infartos, orinar de noche (en la cama o enuresis, o tener que levantarse a orinar o nicturia), problemas hormonales y sexuales incluyendo disminución de la libido o hasta impotencia. En el caso de que los trastornos del sueño afecten en la infancia es de vital importancia todo lo relacionado con el crecimiento, desarrollo cerebral y aprendizaje ya que podría generar problemas irreversibles con el crecimiento, la inteligencia y la conducta.

 

3.     ¿Cómo afecta esta situación a los padres?

Los trastornos del sueño no son patologías que afectan individualmente a la persona sino que todo el núcleo familiar y social puede ser afectado. Si un niño no duerme bien seguramente sus padres tampoco, aumentando considerablemente en ellos el riesgo de padecer problemas médicos y de incidentes de tráfico y laborales (debidos, entre otros, al cansancio, la somnolencia diurna, la falta de atención y la respuesta alterada a los estímulos). Pero además genera problemas de pareja, no quieren tener más hijos, maltrato al menor, divorcios, etc.

 

4.     ¿Qué es el insomnio infantil?

Se define al insomnio como: la dificultad para iniciar o mantener el sueño o despertarse antes de lo “deseado o necesitado”; y en un sentido más amplio es la sensación de un sueño no reparador o “mal” dormir. El insomnio es crónico cuando perdura en el tiempo. 1 de cada 3 niños en edades entre los 6 meses y 5 años padecen este insomnio crónico; así como el 15% de los niños de 6 a 13 y cerca del 10% de los adolescentes aquejan de este problema. El insomnio en los niños puede tener como causa problemas médicos (cólicos, asma, dificultad para respirar, otitis, etc.) que dificulten el dormir o problemas conductuales o malos hábitos aprendidos para dormir. Sólo el 17% de los casos se deben a problemas médicos; así que la más frecuente (83%) causa del insomnio infantil es el aprendizaje de conductas inadecuadas en el hábito de dormir (llamado “insomnio infantil por hábitos incorrectos” en los menores de 6 años e “insomnio aprendido” en los mayores de 5 años, que es simple secuela o continuación del anterior).

 

5.     ¿Qué deben hacer los padres para que su hijo tenga un sueño placentero?

Igual que como con todas las conductas (comer, asearnos, controlar los esfínteres, estudiar, etc.), el hábito de dormir bien se aprende. Pero también podemos aprender a dormir con malos hábitos. Nuestro deber como padres es enseñarles a nuestros hijos buenos hábitos para la conducta del dormir y además podemos (debemos) hacer que el dormir sea algo placentero. Les enseñaremos siguiendo un método, con pasos progresivos y usando reforzadores positivos (premios, elogios y afecto). Un niño nunca debe recibir reforzadores negativos (regaños, castigos, etc.) ya que no se le puede regañar por padecer una enfermedad (si tiene cólicos u otitis, por ejemplo) ni castigar porque nosotros no hayamos sabido enseñarle a dormir bien. Si esto ocurre debemos cambiar la forma de educarlo y hacerlo correctamente (previamente debemos haber descartado, con el especialista, que padece alguna enfermedad que le impide dormir adecuadamente).

Dormir puede generar en el recién nacido una sensación de inseguridad. Debemos progresiva y lentamente hacerle entender que no lo dejaremos solo y que dormirá bien en su cuarto.

Debemos limitar los estímulos externos auditivos y lumínicos. NO dejar encendidas luces, televisores, radios, etc.

El niño debe asociar el hábito de dormir con un horario (noche), con un lugar (su cuna y su habitación), con un “ritual” (el irse a la cama), con uno o más objetos (almohada, muñeco, chupetes, móvil, etc.). NUNCA debe asociar el dormir a estar contigo, en el cuarto de los padres, con luces o la televisión encendidas, etc.

En las próximas ediciones de tu revista MIS NIÑOS & YO nos enfocaremos profundamente en este tema.

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